Uno de los cabreros empieza a contar la historia de Grisóstomo y Marcela. Don Quijote corrige en dos ocasiones palabras utilizadas por el cabrero en el relato. Cuando éste pronuncia la expresión «vivir más años que sarna», don Quijote lo interrumpe y se produce este breve diálogo, en el que compara a Sarra (en realidad Sara, mujer de Abraham, que vivió ciento veintisiete años) con la sarna:
«(...) Y quiéroos decir ahora, porque es bien que lo sepáis, quien es esta rapaza; quizá, y aun sin quizá, no habréis oído semejante cosa en todos los días de vuestra vida, aunque viváis más años que sarna.
—Decid Sarra —replicó don Quijote, no pudiendo sufrir el trocar de los vocablos del cabrero.
—Harto vive la sarna —respondió Pedro—; y si es, señor, que me habéis de andar zaheriendo a cada paso los vocablos, no acabaremos en un año.
—Perdonad, amigo —dijo don Quijote—; que por haber tanta diferencia de sarna a Sarra os lo dije. Pero vos respondistes muy bien, porque vive más sarna que Sarra; y proseguid vuestra historia, que no os replicaré más en nada».
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