miércoles, agosto 03, 2005

Segunda parte. Capítulo II

En este capítulo da comienzo una jugosa conversación entre don Quijote y Sancho que lo es de principio a fin:

«En tanto, don Quijote se encerró con Sancho en su aposento, y, estando solos, le dijo:
—Mucho me pesa, Sancho, que hayas dicho y digas que yo fui el que te saqué de tus casillas, sabiendo que yo no me quedé en mis casas; juntos salimos, juntos fuimos y juntos peregrinamos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido por los dos; si a ti te mantearon una vez, a mi me han molido ciento, y esto es lo que te llevo de ventaja.
—Eso estaba puesto en razón —respondió Sancho—, porque, según vuestra merced dice, mas anejas son a los caballeros andantes las desgracias que a sus escuderos.
—Engáñaste, Sancho -dijo don Quijote—, según aquello, quando caput dolet, etc.
—No entiendo otra lengua que la mía —respondió Sancho.
—Quiero decir —dijo don Quijote— que cuando la cabeza duele, todos los miembros duelen, y, así, siendo yo tu amo y señor, soy tu cabeza y tú mi parte, pues eres mi criado, y por esta razón el mal que a mí me toca o tocare, a ti te ha de doler y a mí el tuyo.
—Así había de ser —dijo Sancho—; pero cuando a mi me manteaban como a miembro, se estaba mi cabeza detrás de las bardas, mirándome volar
por los aires, sin sentir dolor alguno, y pues los miembros están obligados a dolerse del mal de la cabeza, había de estar obligada ella a dolerse dellos».

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