«Señor, vuestra merced ha acabado esta peligrosa aventura lo más a su salvo de todas las que yo he visto; esta gente, aunque vencida y desbaratada, podría ser que cayese en la cuenta de que los venció sola una persona, y, corridos y avergonzados desto, volviesen a rehacerse y a buscarnos, y nos diesen en qué entender. El jumento está como conviene, la montaña cerca, la hambre carga, no hay que hacer sino retirarnos con gentil compás de pies, y, como dicen, váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza».
Dice Sancho a quien ha nombrado como el Caballero de la Triste Figura, para convencerle de la necesidad de poner fin a la aventura de los encamisados. Hace uso del dicho de sobra conocido: "El muerto al hoyo y el vivo al bollo".
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