miércoles, marzo 09, 2005

Capítulo XVIII

Don Quijote describe a Sancho la marcha de dos ejércitos, aunque en la realidad no sean más que un par de rebaños de carneros y ovejas:

«Aquel caballero que allí ves de las armas jaldes, que trae en el escudo un león coronado rendido a los pies de una doncella es el valeroso Laurcalco, señor de la Puente de Plata; el otro de las armas de las flores de oro que trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul es el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia; el otro de los miembros giganteos, que está a su derecha mano, es el nunca medroso Brandabarbarán de Boliche, señor de las tres Arabias, que viene armado de aquel cuero de serpiente, y tiene por escudo una puerta, que, según es fama, es una de las del templo que derribó Sansón, cuando con su muerte se vengó de sus enemigos. Pero vuelve los ojos a estotra parte, y veras delante y en la frente de estotro ejército al siempre vencedor y jamás vencido Timonel de Carcajona, príncipe de la Nueva Vizcaya, que viene armado con las armas partidas a cuarteles, azules, verdes, blancas y amarillas, y trae en el escudo un gato de oro en campo leonado, con una letra que dice: «Miau», que es el principio del nombre de su dama, que, según se dice, es la simpar Miulina, hija del duque Alfeñiquén del Algarve; el otro, que carga y oprime los lomos de aquella poderosa alfana, que trae las armas como nieve blancas, y el escudo blanco y sin empresa alguna, es un caballero novel, de nación francés, llamado Pierres Papín, señor de las baronías de Utrique; el otro, que bate las ijadas con los herrados carcaños a aquella pintada y ligera cebra, y trae las armas de los veros azules, es el poderoso duque de Nerbia, Espartafilardo del Bosque, que trae por empresa en el escudo una esparraguera, con una letra en castellano que dice así: “Rastrea mi suerte”».

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