sábado, octubre 15, 2005

Segunda parte. Capítulo XXI

Las bodas de Camacho y Quiteria. La novia abandonó su amor por Basilio para casarse con el rico Camacho. Cuando Basilio llega al lugar de la ceremonia, se clava una espada y empapado en sangre ruega a su amada, en una larga plática, que lo acepte como esposo.

«Para estar tan herido este mancebo —dijo a este punto Sancho Panza—, mucho habla; háganle que se deje de requiebros y que atienda a su alma; que, a mi parecer, más la tiene en la lengua que en los dientes».

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