sábado, octubre 29, 2005

Segunda parte. Capítulo XXV

A la pregunta de don Quijote de quién es el maese Pedro que ha llegado a la venta, responde el ventero:

«Este es un famoso titerero que ha muchos días que anda por esta Mancha de Aragón enseñando un retablo de Melisendra libertada por el famoso don Gaiferos, que es una de las mejores y más bien representadas historias que de muchos años a esta parte en este reino se han visto; trae asimismo consigo un mono de la más rara habilidad que se vio entre monos, ni se imaginó entre hombres, porque si le preguntan algo, está atento a lo que le preguntan, y luego salta sobre los hombros de su amo, y llegándosele al oído le dice la respuesta de lo que le preguntan, y maese Pedro la declara luego; y de las cosas pasadas dice mucho más que de las que están por venir, y aunque no todas veces acierta en todas, en las más no yerra, de modo, que nos hace creer que tiene el diablo en el cuerpo; dos reales lleva por cada pregunta, si es que el mono responde, quiero decir, si responde el amo por él, después de haberle hablado al oído; y, así, se cree que el tal maese Pedro está riquísimo; y es hombre galante, como dicen en Italia, y bon compaño, y dase la mejor vida del mundo; habla más que seis y bebe más que doce, todo a costa de su lengua y de su mono y de su retablo».

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